Su vocación
católica humanitaria, sus principios de soldado del pueblo y no de las
corporaciones, su loco afán de patriota americano y no solo venezolano; fueron
indudablemente las causas que llevaron a Hugo Chávez Frias a ser el natural
remplazo del general argentino Juan Domingo Perón.
Ambos próceres
desarrollaron su convicción política a través de principios fundamentales como la justicia social, la independencia económica, el
anti-imperialismo y la soberanía popular; pero conteniendo sobre si, un histórico
anhelo inmenso y superior; el de la unidad sudamericana.
Juan
Domingo Perón trabajó ese anhelo desde el nacionalismo popular haciendo
resurgir aquel viejo sueño sanmartiniano de que América sea una sola; y Chávez
lo hizo desde el socialismo del siglo XXI, implantando en todos nosotros, los
sudamericanos, el sueño del gran libertador Simón Bolívar.
De uno y
del otro, vale recordar sus prácticas coincidentes para desarrollar ese
alocado, romántico y fantástico sueño, de que todos los hermanos americanos
independizados de los decadentes imperios europeos seamos la misma y única patria.
Perón,
profundo admirador del pueblo chileno y encontrando en aquel momento en el
liderazgo del hermano país a su camarada Carlos Ibañez del Campo, planteó
seriamente el comienzo de aquel inmenso sueño que Bolívar, San Martin, Sucre, y
Artigas entre otros, no habían podido lograr. El comienzo de ese sueño Perón lo
tituló: “Estados Unidos Andino Platenses”; unión nacional entre Chile y
Argentina, que el imperio haría fracasar a través de su aplastante movilización
y las berretas pero eficaces propagandas anti-argentinas que desarrollara en
Chile. El segundo paso era crear el ABC (Argentina Brasil y Chile) para
finalmente aglutinar a todos los países sudamericanos en lo que se llamaría la “Confederación
Sudamericana”. Las caídas de los adherentes al proyecto continental de Perón, motivadas
por el avance de los imperialistas, truncan la primera gran posibilidad de
unión regional que no se había dado desde los tiempos de la independencia
americana.
Mas luego,
dentro de otro panorama geopolítico la movilización del imperio continua, pues Latinoamérica
vuelve a ser un león difícil de domar para Washington. Tocar a Cuba significaba
la inminente posibilidad de una guerra nuclear con la Unión Soviética, pero
tocar a Perú, Chile y Argentina no; y es así como de a uno caerán por el embate
del imperio, los líderes anti-imperialistas sudamericanos de entonces. Allende, Perón y Velasco Alvarado.
Desde
entonces y pasando también posteriormente por el derrocamiento de la revolución
sandinista de Nicaragua; la región queda en manos de Washington, pasa a ser su
famoso “patio trasero”, allí acudimos al consenso de Washington y otras
miserias que relegaron a nuestros pueblos a un servil sometimiento.
Pero cuando
creían ganada la “guerra” apareció un romántico, un poeta revolucionario
sudamericano que traía en su sangre a su pueblo y en sus convicciones a los
valores de todos aquellos patriotas del pasado; era Hugo Chávez Frías, que
hacía una súbita aparición allá en el año 1992 con su MBR200; dándose a conocer
y proponiendo el sueño y la esperanza de que nuestro continente podía virar hacia
las espaldas del pérfido imperio yanqui.
Con
perseverancia y amor, llegó a Miraflores en 1999 y a partir de allí, la
historia de nuestros pueblos ya no volvería a ser la misma. De sumisa, pasaría
a ser desafiante.
Washington,
consciente del peligro que a sus intereses le generaba ese soldado venezolano,
en abril del 2002 puso en práctica el mismo plan que desarrolló con los
anteriores nombrados lideres latinoamericanos; pero el tiro le salió por la
culata; un ebrio Bush se vio ridiculizado por un pueblo que copó las calles de
Caracas y otros puntos importantes de Venezuela y retornó a su presidente al
poder. Y a partir de allí, el sueño que Perón quiso llevar adelante 50 años
antes, empezó a plasmarse a través del comandante Chávez; y así de a uno,
vinieron Lula da Silva, Néstor Kirchner, Evo Morales, Daniel Ortega y Rafael
Correa. Nació el ALBA, la CELAC, la UNASUR y se hirió de muerte a la nefasta
OEA.
La idea de
la unidad latinoamericana se encarnizó en nuestros pueblos con más fuerza y
virtualidad que nunca. Aquel loco afán de San Martin y Bolívar, que luego
intentó Perón y cuando todo estaba perdido resucitó Chávez, está latente, goza
de excelente salud y está más próximo que nunca.
2 comentarios:
Tienes toda la razón: Chavez será recordado siempre como un adalid de la unidad del pueblo latinoamericano, un digno heredero de las ideas de Bolivar
Saludos
Esta vez si que no podrán los imperialistas con el movimiento Bolivariano. Chávez ha dejado mucha huella y un gran camino a seguir.
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