Rusia teme pagar muy cara su cobardía.

Sistema antiaéreo S-300

La Federación rusa teme recibir multas colosales por el incumplimiento contractual con la Republica Islámica de Irán; respecto al suministro de sistemas antiaéreos S-300 firmados en 2007.

Según reporte de la agencia pro rusa Ria Novosti, un funcionario de la ex republica soviética del sector de exportación de armas, anunció que el actual caso que enfrenta Rusia es muy grave y se presenta como un factor irritante que la nación euroasiática espera solucionar.

El temor ruso se manifiesta luego de que la demanda interpuesta por Irán ante la Corte de Arbitraje Internacional Mercantil e Industrial de Ginebra se haya hecho efectiva, peticionando 4.000 millones de dólares en compensación por el intempestivo incumplimiento del acuerdo comercial suscrito entre ambas naciones.

El diario Kommersant ha informado que Rusia intentará que los persas revoquen su demanda resarcitoria, opción que de antemano parece fallida, puesto que desde el gobierno islámico se habría hecho llegar la negativa de tal revocación, en la sede diplomática rusa del país medio oriental.

Rusia canceló en 2010 el contrato firmado con la República Islámica de Irán en 2007, que preveía el suministro de cinco grupos de sistemas antiaéreos S-300 valuados en unos 800 millones de dólares; alegando el cumplimiento de las sanciones que el Consejo de Seguridad de la ONU impuso a la nación persa.

Por un lado, la ruptura contractual de Rusia para con Irán, pone de manifiesto el miedo ruso a los EEUU y sus aliados europeos; quienes abiertamente promocionan la satanización de la nación musulmana; mientras que por otro, debido a ese incumplimiento y a la demanda presentada en Ginebra, Irán da signos de autosuficiencia y moralidad; ya que en un momento en que la mira guerrerista mundial reposa sobre si, no teme en lo mas mínimo en la posibilidad de ganarse un nuevo enemigo de los autodenominados neutrales, por perseguir un crédito legitimo surgido de la rotura unilateral de un acuerdo entre partes.

Mas allá de existir elementos suficientes para sospechar que la Corte de Arbitraje Internacional de Ginebra, hará lo posible por no fallar a favor de la República Islámica de Irán, solo hace falta para el caso mencionar la alocución latina “Pacta sunt servanda” apotegma de los principales del derecho internacional, por el cual se establece la obligatoriedad de cumplir los acuerdos suscritos entre las partes contratantes.