lunes, 3 de mayo de 2010
En Nepal, los maoístas sitiaron Katmandú.
Kotty Menendez.
Las movilizaciones coincidieron con la conmemoración del día del trabajador, pero teniendo en cuenta la realidad política atravesada por Nepal; es fácil de entender que las medidas desarrolladas por los militantes comunistas-maoístas fueron una demostración de poder popular al gobierno dirigido por el Partido Marxista-Leninista.
Para el primero de mayo y por el anuncio de la huelga general en todo el país; todas las ciudades de la nación asiática se vieron inundadas de manifestantes. Katmandú, capital del país, recibió a casi un millón de maoístas desafiantes. El líder de los rebeldes nepalíes, el ex guerrillero Pushpa Kamal Dahal, Conocido como "Prachanda", pronóstico en un mitin multitudinario que el "cambio" de Gobierno vendrá "desde las calles" y criticó que el Ejecutivo, apoyado por la India, tuviera la intención de desplegar tropas para controlar las protestas.
"Nuestra huelga es pacífica, pero si no hay acuerdo no tendremos otra opción que la rebelión". Dijo un manifestante.
En un discurso televisivo, el actual primer ministro, Madhav Kumar Nepal (Marxista-Leninista), dijo que la huelga general "no es una solución a este callejón sin salida" y que "la única alternativa es un consenso entre todos los partidos".
El Partido Comunista Unificado de Nepal (maoísta), que durante diez años luchó de forma armada contra la monarquía, ganó las elecciones en 2008 y logró abolir la realeza, pero su gobierno cayó a los ocho meses. Hoy exige la disolución del gobierno actual y la constitución de un nuevo gobierno dirigido por sus militantes, ya que son quienes tienen la mayoría de representantes en el parlamento.
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