Kotty Menendez.
Los acontecimientos sociales así lo narran, y la encrucijada que le toca vivir al gobierno de Piñera, a ello se debe. El movimiento estudiantil en el país andino, se ha plantado en la escena política nacional con fuerza y a hoy representa el principal y mas combatido polo opositor al gobierno; por eso es que hasta la concertación busca quedar asociada a la causa estudiantil, cuando durante 20 años de mando fue responsable del actual sistema educacional chileno, piedra angular de las masivas protestas de hoy.
Muchas veces escuchamos insistir a militantes de izquierda chilenos de la vieja escuela, en que en los jóvenes de Chile radica la resucitación de un proyecto social emancipador, en que en ellos está el legado de Allende, y la tesis indica estar cumpliéndose. Son los jóvenes que tuvieron la suerte de crecer fuera de la influencia gubernamental pinochetista, el principal dolor de cabeza del gobierno neoliberal de Sebastian Piñera, estos jóvenes no tienen el miedo que la psicopatía del nefasto dictador, le sembró a sus padres.
El movimiento estudiantil chileno, no tiene nada que ver con aquella aventura francesa en la que se exigía “lo imposible”; este no tiene nada de aventurado, la causa es sumamente racional y nada imposible; su aporte, se ve plasmado en el campo de la batalla política, donde su acción se configura como un elemento revolucionario dentro de la actual “lucha de clases chilena” y se convierte en el principal factor de presión que tienen las políticas del gobierno.
Por primera vez, desde aquel gran NO que le permitió a Chile recuperar algo de su libertad perdida, hay un acontecimiento social que cuenta con un importante grado de adhesión ciudadana, nunca se había visto en el espacio pos pinochetista una lucha popular de tal magnitud, nunca la sociedad chilena en los últimos 24 años se había inclinado a favor de quienes plantean un futuro, diseñado sin temor al pasado.
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