La derrota sufrida por los grupos armados anti-gubernamentales en el campo de batalla sirio, habría llevado a las potencias a diseñar una nueva estrategia militar, que pueda jaquear definitivamente al gobierno de Bashar Al Assad. Indica una cadena rusa.
La supuesta acción bélica de Siria contra Turquía, habría sido parte del teatro montado contra la nación arábiga en esta nueva estrategia, buscando dar respiro a los terroristas corridos por los soldados leales al régimen de Al Assad; quienes gracias al conflicto suscitado entre las vecinas naciones, ya no tienen que refugiarse en territorio turco cuando escapan de la ofensiva de los regulares, si no que podrían hacerlo dentro del mismo territorio sirio, en un grado de 10 kilómetros a la frontera con Turquía.
Dando mayor favor aún a este posicionamiento, grandes cadenas de medios masivos, informaron que el proyectil lanzado la semana pasada desde territorio sirio que impacto contra el poblado turco de Akcakale, era de fabricación de la OTAN. Lo que resfuerza de manera categórica esta teoría sostenida por diferentes medios y analistas internacionales; y en la cual El intersocial se encuadra; que establece que el actual conflicto sirio-turco es un nuevo elemento estratégico diseñado contra Siria, debido a las estrepitosas derrotas militares sufridas por los sediciosos.
A continuación presento la nota de una cadena rusa traducida al alemán por el espacio http://apxwn.blogspot.de/ que el compañero Pedro Aguirre ha traducido al castellano:
La semana pasada Siria volvió a situarse cerca de una amplia guerra con consecuencias imprevisibles. El miércoles 3 de octubre, se disparó desde su territorio un obús que impactó sobre la localidad turca de Akcakale, que dejó a cinco civiles muertos y otros once heridos. Sin vacilar, el ejército turco abrió fuego de artillería sobre posiciones del Ejército Árabe Sirio en el poblado de Tal Abyad, para que seguidamente en una sesión extraordinaria, el parlamento turco haya conferido al gobierno la potestad de realizar operaciones militares en el extranjero, allanado de esta forma, el camino para una intervención directa contra Siria.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan ha intentando obtener el apoyo de la opinión pública mundial, pero no consiguió nada que no fueran las habituales declaraciones oficiales y condenas. Siria, por su parte, ha transmitido su condolencia a las familias de las víctimas, pero sin ofrecer disculpas, sino que, en su lugar, ha anunciado una exhaustiva investigación de los sucesos.
Y en este asunto hay algunas cosas que investigar, puesto que, hasta ahora, no se sabe quién exactamente ha bombardeado territorio turco. Al respecto es sabido que la región desde la que se disparó, se encuentra ocupada desde hace tiempo por las bandas armadas que buscan derrocar al gobierno de Bashar Al Assad. En la zona fronteriza, estas bandas anti-gubernamentales se concentran para atacar desde allí, a las localidades sirias. Es sabido que Turquía apoya a los “rebeldes“ y en el caso de que sean perseguidos por el Ejército Sirio, les permite entrar en territorio turco, donde los alberga. También es sabido que, en los últimos tiempos, la situación de los opositores armados es más bien mala. Muchos de ellos están decepcionados con Occidente y con Turquía, puesto que no son capaces de decidirse por una intervención directa.
El “New York Times” reproduce de la siguiente manera las declaraciones de un comandante “rebelde” llamado Madschid al-Muhammad: “hemos alcanzado un estadío crítico. No sólo nos las tenemos que ver con Siria, sino también con Irán, Irak, Rusia y China. Y excepto provocaciones y promesas vacías de los EEUU no disponemos de nada en nuestro apoyo”.
Así que sería razonable suponer que han sido los propios grupos anti-gubernamentales, los que han bombardeado territorio turco con el objetivo de provocar que la nación otomana y la comunidad internacional inicien una intervención militar contra Al Assad. Resulta interesante que la cadena televisiva ZDF informara que los “rebeldes” habían asumido la responsabilidad de esta provocación. Pero esta información se perdió en el ruido de las acusaciones que se lanzaban contra la dirección siria. Más todavía: el portal argelino de Internet Algeria-ISP citaba como responsables concretos del disparo a la brigada Faruk. Hemos intentado averiguar qué tipo de brigada es y hemos dado con un interesante reportaje francés sobre estos. Los reporteros occidentales están fuera de sí con este grupo de salafistas. Son responsable de un gran número de atentados y asaltos contra tropas del gobierno. En el reportaje de vídeo uno de los salafistas del batallón se queja del insuficiente apoyo de Occidente:
“No hay nadie que apoyaría a estos jóvenes. ¿Por qué? ¿Porque tienen un aspecto tan religioso?“
Pero aquí está mintiendo. En el mismo punto los periodistas franceses muestran las armas y el dinero de la brigada Faruk. Los cohetes y fusiles fueron adquiridos en el mercado negro con el dinero de Estados amigos y agrupaciones islamistas de la región.
Sin tener en cuenta que el parlamento turco ha autorizado una intervención militar en Siria, Erdogan ha explicado que todavía no tiene la intención de desencadenar una guerra:
“No somos amigos de la guerra, pero no estamos lejos de ésta. Se dice: si quieres la paz, prepárate para la guerra. Y de este modo la guerra se convierte en la llave para la paz.”
Esto, por supuesto, tiene menos que ver con el pacifismo de Erdogan que con el hecho de que comprende bastante bien las consecuencias de una guerra así. En líneas generales el asunto del bombardeo al territorio turco recuerda un poco al derribo de un caza turco no lejos de la costa siria.
Este acontecimiento de entonces también hubiera sido un maravilloso “Casus belli”, pero se dejó que el asunto acabara embarrancando/estancándose. Hay que tener en cuenta que, en decisiones de semejante extensión, Erdogan no tiene las manos libres. En primer lugar, la perspectiva de una guerra con Siria genera malestar en muchos compatriotas turcos. Prueba de ello son las manifestaciones de protesta tras la decisión del parlamento, que fueron disueltas por la policía empleando gases lacrimógenos. Nadie es tan tonto como para no comprender las consecuencias que tendría una guerra para las personas de la región.
Por otro lado, una agresión contra Siria significaría una declaración bélica hacia potencias como Rusia y China, cuyos dirigentes mantienen relaciones bastante buenas con Erogan y cuyas economías están estrechamente relacionadas con la turca. Por esta razón, inmediatamente después del bombardeo una delegación iraní visitó Turquía, y para el 15 de octubre está anunciada una visita de Vladimir Putin. Según parece, las conversaciones entre Putin y Erdogan van a decidir el posterior desarrollo de la situación. De ello informaremos en futuras entregas.
Muy significativo es que el sábado, 6 de octubre, hubiera de nuevo una información sobre el bombardeo al territorio turco con granadas provenientes de Siria. El nuevo suceso tenía lugar en la provincia Hatay y, afortunadamente, no provocó víctimas ni destrucción. Pero sirvió de escusa para que Turquía vuelva a abrir fuego contra Siria sin preocuparse en investigar quien había disparado efectivamente.
La cuestión que se plantea es: si la “provocación” todavía no ha propiciado el inicio de una intervención, ¿por qué se produce? Resulta bien sencillo. En primer lugar, la decisión del parlamento turco ha provisto el fundamento legal para una intervención de este tipo; en segundo lugar, el consumidor mediático medio ha podido convencerse una vez más de la clase de “monstruo” que es Bashar al-Assad; tercero, Erdogan tiene un as en la manga para las negociaciones con Rusia y con Irán.
Pero hay una importante circunstancia más: el día posterior al supuesto ataque de Siria sobre Turquía, las autoridades de la nación árabe hicieron saber que en una franja de 10 kilómetros alrededor de la frontera turca, no iban a operar más aviones militares sirios y que también la artillería sería retirada de esta zona. Los turcos, por su parte, declararon que derribarían cualquier aeronave que sobrevolara la zona.
¿Qué quiere decir esto en la práctica? Significa que a partir de ya mismo, las numerosas bandas armadas pueden sentirse seguras en esta zona. Ya no tienen que huir atravesando la frontera en cuanto una unidad del Ejército Sirio los ponga en aprietos. En definitiva, es lo que Turquía y Occidente querían lograr desde hace tiempo, cuando la cuestión era crear zonas protegidas en territorio sirio. En este aspecto se la han jugado a al-Assad en su propio territorio, y con una provocación banal. Y parece que esto sería la respuesta al “por qué” de este incidente.
Estos días nos vamos a trasladar personalmente a Turquía e informaros desde allí lo que sucede.
Nota: http://apxwn.blogspot.de/2012/10/wochenschau-folge-48.html
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