<<Creo que no lo han matado porque todavía no han podido. Si Francia puede identificar el lugar donde está, lo mata>>
Palabras de Calderón durante la guerra de Libia.
Calderón explica a Muammar Khadafi los derechos históricos y títulos jurídicos de la Argentina sobre las Islas Malvinas y adyacencias en el Atlántico Sur.
Visiten la pagina web de Horacio Calderon: http://www.horaciocalderon.com/home.php
El analista internacional argentino, Horacio Calderón, experto en terrorismo y Medio Oriente, es de las pocas personas hispanoparlantes que mas conocían al Hermano Líder y Guía de los libios, a quien por mucho tiempo consideró su amigo.
Visitó la Gran República Árabe Libia Popular y Socialista en 21 ocasiones, donde participó de conferencias y reuniones junto al coronel Khadafi y otros altos funcionarios de aquella inédita nación.
Fue por primera vez a la tierra del león africano en enero de 1976, cuando integró la comitiva argentina participante de un seminario de dialogo islámico-cristiano. Donde obtuvo de Khadafi toda la solidaridad necesaria para con el pueblo argentino, en la defensa de la nación gaucha frente a la opresión británica de usurpación de las Islas Malvinas y otros archipiélagos del Atlántico sur. Esto Ultimo posibilitó, que gracias a su intervención en 1982 posteriormente al ataque británico contra las fuerzas argentinas en Malvinas, el líder libio otorgara a la Nación rioplatense misiles Magics, instrumento militar con el cual los valientes aviadores argentinos hundieron el navio Sir Galahad del enemigo, las espoletas de los misiles exocet que los franceses se negaron a entregar por formar parte de la OTAN y un cargamento de misiles tierra aire SAM-7 que lamentablemente no llegaron a las islas.
A pesar del distanciamiento que tiempo atrás había tenido con el líder libio; durante la guerra sufrida por el país magrebí el año pasado, Calderón se presentó a todos los medios a los que fue invitado, como alguien que estaba orgulloso de haber conocido a Muammar Khadafi; siempre insistió en que el conflicto se trató de una invasión cruel que nada tenía de humanitaria; y fue el primero y mas convencido comunicador que auguró la no rendición ni huida de Khadafi, manifestando que por mas adversas que fueran las condiciones, el coronel iba a pelear hasta el final.
Abajo reproduzco momentos de la entrevista, que para octubre del año pasado, a pocos dias de la caída de Sirte la agencia defonline.com.ar publicó en su pagina digital.
-¿Cómo resultó esa primera experiencia? (la pregunta es referente al seminario islámico-cristiano en el que calderón participó)
-Fue muy interesante, en el sentido que nos encontramos con delegados de casi todos los países musulmanes, por un lado, y del Vaticano por el otro, representados por el cardenal Sergio Pignedoli, subsecretario de estado para cultos no cristianos. Se buscó crear mecanismos de diálogo entre ambas religiones. Fue algo muy novedoso para esa época.
-¿Qué lo impresionó de Khadafi en aquella oportunidad?
-Khadafi me interesaba mucho desde que llegó al gobierno de su país el 1º de septiembre de 1969, porque está considerado por los grupos islamistas, desde ese momento, como si fuera un hereje. Derrocó al rey Idris, que pertenecía a la orden sufí, pero con reglas bastante estrictas. Porque el Islam tiene, además de la Ley islámica, distintas formas en el marco de la justicia y el derecho musulmán de poner en practica las enseñanzas del Corán. A partir de ese momento, Khadafi empezó a hacer una serie de transformaciones religiosas y sociales: sacó a la mujer paulatinamente de la casa, donde estaba enclaustrada para llevarla a la escuela y posteriormente a la universidad.
-¿A qué rama del Islam pertenece?
-Es sufí, pero de un sector muy moderado. En definitiva, Khadafi adaptó la ley libia de forma que no se pudieran ejecutar los preceptos más complicados como la decapitación. Paulatinamente fue creando un proceso de transformación en su país. Fue lo que me sorprendió en una primera instancia.
-¿Es verdad que Khadafi vive en tiendas de campaña?
-Yo no conozco palacios en Libia. Las fotos que hay son del palacio de España. La casa de él consta de dos plantas. A mí me festejaron un cumpleaños en la casa de los ministros y no tenían nada. No existe esa fastuosidad. Son casas de grandes espacios, porque a ellos les gustan los lugares amplios. Además, las mujeres están en un lugar y los hombres en otro. No existe lo que se daba con Saddam Hussein.
-¿Cuándo fue la última vez que vio a Khadafi?
-En marzo de 2007, cuando estuve con él en un fuerte en el desierto de la ciudad de Sebja donde les habló a los jefes de las tribus. Fue muy interesante estar ahí.
-¿Qué fue lo que observó usted a lo largo de sus visitas?
-Lo que me asombró fue su historia personal. Era hijo de pastores beduinos, gente sumamente pobre. De chico tuvo una gran vocación por el estudio, al punto que caminaba mucho desde su casa a la escuela y se quedaba a dormir en el piso de la mezquita por las distancias que lo separaban de su hogar. Siempre tuvo gran interés en superarse. Una anécdota: en el colegio le hacían problema por el acento beduino que tenía. A raíz de eso empezó a estudiar hasta adquirir un árabe clásico.
-Entonces, además de ser un hombre de acción, es un intelectual.
-Sí. Por ejemplo, una de las cosas que me llamó la atención fue que dentro de las reuniones que se realizaron en el seminario de diálogo islámico-cristiano, Khadafi discutió de teología comparada con un conocimiento bastante certero, al punto de explicar el porqué de la ubicación exacta de la ciudad del Vaticano. Además, es una persona que ha hecho gala de una enorme astucia política. Un antiguo director de la CIA decía que es más astuto que dos zorros del desierto. Y yo creo que de alguna manera lo ha demostrado. El problema es que ha implantado un sistema político en Libia, que de alguna forma es anárquico. Le responde a él, hay una verticalidad con respecto a su persona. Es anárquico porque él le dijo a los libios “cada uno de ustedes es Khadafi” y el problema es que se lo creyeron.
-¿Es lo que está ocurriendo en este momento?
-Hay un desgaste entre sectores medios e inferiores de la gente que conduce. El que lidera un comité popular puede tener una posición contraria a la de otro y coexistir. Ahora, va a ser muy difícil, si derrocan a Khadafi, poder tratar con los libios. Están abriendo las puertas a un modelo que en el mejor de los casos podría parecer al de Irak, y en el peor de los casos al de Somalia. Es una especie de neocolonialismo posmodernista. Puede ser un estado fallido con presencia de grupos islamistas.
-¿Por qué?
-Desde la inauguración de su gobierno en Libia hasta la fecha, todo lo que ha hecho Kadafi ha sido en contra de las escuelas de pensamiento extremista del Islam sunita. En mayo de 1984, estando yo en el aeropuerto de Trípoli, asistí a lo que fue un intento de asesinato de Khadafi, que fue abortado. Eran grupos de la hermandad musulmana de Egipto, rama Libia.
-Pero en los 80, Khadafi era el malo de las películas: apoyaba al terrorismo y gente suya derribó el avión en Lockerbie, Inglaterra.
-Conocí un Khadafi determinado desde 1976 hasta 1985. Durante ese período, tuve las entrevistas más importantes. Me parecía una persona que tenía un enfoque determinado de las cosas. Luego sucedió el atentado de Lockerbie. Creo que Khadafi nunca dio la orden de cometer ese atentado. Tampoco Musa Kusa, el excanciller de Gadafi que desertó y se fue a Gran Bretaña. Si tuvieran algo que ver alguno de los dos, Musa Kusa estaría preso.
-Según lo que me dice, Khadafi no ordenó el atentado.
-Creo que no hubo orden de Khadafi para atentar contra el avión, pero justamente basándome en este sistema anárquico, no descarto que pueda haber existido una participación. De los dos únicos libios acusados, uno fue absuelto, y el otro fue dejado en libertad por un supuesto cáncer y a cambio de que Libia no apelara el juicio. Acá hubo un supuesto crimen, un atentado terrorista cometido por un estado. Además hubo una voluminosa suma de dinero en compensación por los muertos. En lo personal, fue una inmoralidad. Desde 1988, año de los de Lockerbie, hasta 1999 yo no quise volver a Libia hasta que este tema quedara resuelto. Esto resintió mi relación con ellos.
-Pero apoyó algunas agrupaciones armadas internacionales.
- Sí, apoyó a movimientos de África y América Latina, incluso a la ETA y al IRA. Pero en Argentina, durante los 70, no apoyó a ninguno de los bandos enfrentados.
-¿Qué posición ocupaba en el mundo bipolar de la guerra fría?
- Era una tercera vía contra el capitalismo liberal y contra el comunismo. Muy clara. Tiene puntos en común con la tercera posición justicialista de Perón. Lo que sucede es que, desde el punto de vista geopolítico, al tener Khadafi una posición contraria radical a Israel, necesitó el respaldo de la URSS -no siendo él ni siquiera izquierdista- para lograr un equilibrio contra las presiones que tenía por parte de Europa y los EEUU.
-¿En qué consiste el Libro Verde?
-Es una crítica radical a la democracia clásica moderna. Impugna todas las instituciones propias de este sistema de gobierno: impugna la existencia de partidos políticos, de un parlamento, o del referéndum. No acepta ni el sistema de sufragio universal. Él habla del gobierno de todos y por todos. Para que entendamos, la forma concreta de la aplicación de esa teoría en Libia, sería como si el único sistema representativo de Argentina estuviera constituido exclusivamente por unidades básicas justicialistas en todo el país. O comités radicales. Entonces los órganos de democracia directa, como él la llama, estarían constituidos por estos comités populares de base, que a su vez reportan a los distritales, regionales, etc., hasta culminar en el Congreso del Pueblo, que es en definitiva el que en conjunto elige las autoridades del país. Por eso Khadafi no tiene cargo en Libia; él empezó como jefe del Consejo del Comando Revolucionario, que fue el primer órgano militar a partir de 1969.
-¿Quiso Khadafi expandir este sistema de gobierno?
-Aspira a una replicación universal. En el Libro Verde habla de dos grandes pilares: la religión y el nacionalismo. Puedo entender que lo que propone es válido desde el punto de vista de la religión católica y desde el nacionalismo de un país determinado. Su libro está traducido en 70 idiomas. En definitiva, el Libro Verde está escrito para ser estudiado, porque él es un impugnador de la democracia al estilo occidental.
-¿Cómo fue que Khadafi se metió en política?
-Es una persona que llegó al gobierno de su país a los 27 años siendo capitán, y diría que prácticamente estuvo conspirando desde que tenía 15. Al margen de su carrera militar, ya militaba dentro de los colegios. En su momento, lo habían expulsado a raíz de una manifestación. Estudió en Sebha, una ciudad clave ubicada en el medio del desierto, en la mitad de Libia, donde se rebeló contra un profesor inglés de apellido Johnson, junto a un grupo de amigos con los que llegó a la conclusión de que nunca iban a alcanzar el gobierno de Libia si no eran parte de las Fuerzas Armadas. Entonces, se metieron y fueron tejiendo contactos en las Fuerzas Armadas. En ese período lo mandaron a estudiar a Gran Bretaña y volvió a Libia para poder continuar con el golpe. Eran 12 miembros de una organización que se llamó Movimiento de Oficiales Unionistas Libres, que era un equivalente a lo que hizo Nasser en Egipto, y también un paralelo con el Grupo de Oficiales Unidos de Perón.
-¿Cómo se dio el golpe?
-Duró tres años aproximadamente. Tomaron de manera incruenta el poder cuando el rey Iris se encontraba fuera de Libia. La idea de Gadafi era una idea unionista territorial. Hoy Libia se divide en tres regiones: Fezan, Cirenaica y Tripolitania. Por eso, ahora las divisiones entre este y oeste son tan claras. Libia está compuesta por 150 tribus, de las cuales 15 forman parte de los dos pilares que sostienen el régimen actual; el otro son las Fuerzas Armadas integradas por miembros de estas tribus, que, dicho sea de paso, no le han quitado el apoyo.
-¿Quiénes son los que se rebelaron ahora? Los medios en general hablan de tribus descontentas.
-Lo primeo que uno veía en Al-Jazeera era que Khadafi atacaba con aviones a los rebeldes. Entonces busqué corroborar la información con gente vinculada a la inteligencia norteamericana, no activa, y la verdad es que no había rastro de imágenes satelitales de aviones atacando. Hago el paralelo con la revolución del 55 en Argentina, en la que con bombas rudimentarias murieron 500 personas y hubo más de 1000 heridos. Calculemos, con un misil de este tipo de aviones volaban media plaza. Khadafi no tiene un problema similar a lo que pasó en Túnez o en Egipto. Es totalmente aparte.
-Según usted, ¿qué fue lo que pasó?
-Inicialmente, fue un Golpe Comando en el que se secuestraron policías, los ahorcaron y quemaron en frente de todos. También quemaron el Palacio Popular para provocar una respuesta de Khadafi. Anteriormente, en noviembre, el jefe de Protocolo de Khadafi, quien había viajado a Francia, fue reclutado por los Servicios Secretos galos. Él dio los contactos en Benghazi, porque como jefe de Protocolo sabía quién estaba a favor y quién en contra. Luego, el filosofo Henry Bertrand-Levy convence a Sarkozy: hace una reunión, lleva a los libios rebeldes que estaban encabezados por el exministro del Interior, Abdel Fattah Younis al Abidi, y por el ministro de Jusitica, Mustafa Abdul Jalil.
-Entonces, ¿fue Francia la que agudizó la situación actual de Libia?
-La que ha iniciado todo esto es Francia, a la que después se sumó Inglaterra. El gran ideólogo fue Sarkozy. Ellos venían con la mochila de la mala actuación que habían tenido en el conflicto de Túnez, en el que la canciller quedó vinculada a actos de corrupción. Esa fue la razón por la que el presidente francés tomó esta iniciativa. De manera paralela, los franceses, históricamente, nunca han estado en contra de intervenciones, porque para ellos mejora la imagen del país. En tercer lugar, al margen de una cuestión de política doméstica suma la mala imagen que tiene Sarkozy frente a las próximas elecciones: , se trata de una confrontación entre Gran Bretaña y Francia, por un lado, y Alemania e Italia, por el otro. Es como mandar un mensaje. De alguna forma Francia se siente como segundona frente al poder de Alemania. Lo que ha demostrado Francia es que es uno de los pocos países europeos, junto con Gran Bretaña, que proyecta poder más allá del continente.
-British Petrolium tiene activos en el Golfo de Sidra, la zona de Benghazi. ¿Estaban amenazados esos recursos?
-No amenazados, pero no es lo mismo negociar los recursos con un país que es soberano y dueño de su petróleo, que quedarse con el petróleo y con las condiciones.
-¿Quién lidera la oposición?
-El exministro de Justicia, Mustafa Abdul jalil, y el exministro del Interior, Abdel Fattah Younis, quienes estuvieron en funciones hasta hace 50 días. Si ellos son los representantes de la rebelión y están respaldados por un fuerza, que incluso ha trascendido el mandato de la ONU, a mí me da la impresión de que el objetivo de esto no es salvar la vida de civiles desarmados. Lo que me da la pauta de todo esto es la conducta de doble estándar de los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU que votaron a favor de la intervención. Obama, dubitativo, ha estado muy influenciado por Hillary Clinton, secretaria de Estado, Susan Rice, embajadora de los EEUU ante las Naciones Unidas, y Samantha Power, asistente especial del presidente, la arquitecta de esto. Es una vergüenza, porque por un lado se utiliza como instrumento el Derecho Humanitario Internacional (R2P) y, por otro, no se contempla la misma posición con casos como el de Yemen o Siria.
-¿Los EEUU se vieron arrastrados por la intención de Gran Bretaña y Francia?
-EEUU no tiene intereses estratégicos en Libia. Acompañó. Este trío de mujeres, que impulsó y convenció a Obama de no parar la intervención y de participar de manera activa en las primeras etapas. Pero hubo divergencias dentro del Consejo de Seguridad; estamos hablando de los miembros con poder de veto y de los que no lo tienen. Brasil, por ejemplo, se abstuvo; Alemania, no se opuso por conveniencias y estrategias geopolíticas. China tampoco podía oponerse a una decisión respaldada por una minoría de la Liga Árabe, liderada por Arabia Saudita, porque depende del petróleo que le manda el país árabe. Por su parte, a Rusia le conviene que los EEUU se vayan empantanando en distintos escenarios para impulsar su propio resurgimiento geopolítico.
-¿Cómo imagina que va a terminar esta intervención de Occidente?
-Creo que es un final abierto a tres escenarios. Uno sería la partición de Libia en el marco de una guerra civil. El otro escenario es un derrocamiento del régimen de Khadafi a través de una intervención militar con fuerzas terrestres. Esto provocaría una presencia masiva de elementos extremistas islamistas, porque podrán levantar como estandarte la presencia de tropas extranjeras. Hay de hecho clérigos de Al Qaeda llamando a una guerra santa contra Khaddafi y los extranjeros presentes. El tercer escenario es el más grave: un modelo tipo Somalia con un país totalmente fraccionado.
-¿Los aliados tratarán de eliminar físicamente a Khadafi?
-Creo que no lo han matado porque todavía no han podido. Si Francia puede identificar el lugar donde está, lo mata. Muerto Khadafi es un problema menos. O un problema grave a futuro. No veo probable que se permita que Khadafi gane esta guerra. Hubiera ganado de no ser por la intervención francesa.
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